viernes, 5 de diciembre de 2008

REVISTA CINEPALABRA

Les presento una de las entidades aliadas de Tarántula Ediciones. Próximamente conocerán nuevos productos en asocio. Por ahora, los invito a que conozcan la revista y el cineclub.

La Revista
El cineasta Jean-Luc Godard afirmaba que el cine es la verdad 24 veces por segundo. La verdad es la imagen, pero la imagen a una velocidad repetitiva condensada en cada segundo por una secuencialidad constructora de una historia. Sobre la imagen se ha dicho que vale más que mil palabras. ¿Su valor provendría de su poder de repetición? ¿Sería más agobiante soportar una misma palabra, cuantas veces se repitiera en un segundo, que repetir una imagen a la velocidad de 24 por segundo? ¿Una palabra, inmóvil, no trasmite tanta información como una imagen inmóvil? Agréguesele movilidad a la imagen y tendremos condensados de segundos en los que la verdad aflora junto con la historia con la que aflora. Sin embargo, una imagen sin palabras que la interpreten no arrojaría más que un significado muy pobre. Esto lo corroboramos al ver la necesidad apremiante de los pie de imagen de las revistas, periódicos, libros, etc, en procura de que la imagen tenga sentido. Nuestra revista, CinePalabra, se propone explorar las relaciones del cine -como narratividad y movimiento, repetitividad y verdad: historia y sentido- con la literatura, la música y otras formas de expresión artística y cultural. Sobremanera, queremos pensar el cine. Más que todo a través de la palabra, y con mayor ahínco, la palabra literaria. Así pues, cine y literatura, serán la argamasa de los edificios argumentales, teóricos y de bloques de sensación en los que se apoyará la dirección de CinePalabra en pro de que se abran cien imágenes y florezcan mil palabras, con otros tantos sentidos.

www.cinepalabra.com
Contacto: rubenhiguera@cinepalabra.com

BONILLA, TARÁNTULA Y EL OFICIO DEL EDITOR INDEPENDIENTE


Ya hace varios meses que una ‘Tarántula’ merodea en los estantes de las librerías bogotanas. En 2007 debutó una editorial independiente tocaya del arácnido, que ha hecho mucho ruido en los círculos literarios con Plup!, el primer título que llevó a la imprenta.
Se trata de una antología que incluye 40 relatos de 17 autores desconocidos y unidos por un elemento: todos exploran los géneros de la mentadísima –y refutadísima- ‘Serie B’, termino con el que se agrupan géneros como el policiaco, el terror, la ciencia ficción y las road stories.
Al frente del proyecto está Daniel Bonilla, lector compulsivo de novelas policíacas, rockero entusiasta y tanguero no erudito, cinéfilo y aprendiz de escritor, como él mismo se define. A sus 31 años y después de ser coordinador de talleres de escritura creativa, conferencista, profesor de literatura, jurado en concursos, vendedor de libros y locutor, se le midió a ‘ponerle las patas’ a Tarántula Ediciones.
Entre ex alumnos, amigos y amigos de sus amigos, encontró a los escritores que hacen parte de Plup!, libro que ha sido reseñado en varias publicaciones digitales de Colombia y el exterior, y con el que debuta como editor literario. Hoy el sello tiene cuatro títulos a punto de llegar a las librerías. Hablamos con Daniel Bonilla, la cabeza del arácnido.

¿Cómo da sus primeros pasos Tarántula?
Es una idea que yo tenia desde mis tiempos de universidad, de publicar cierta literatura que yo no encontraba en las librerías o en las editoriales que tienen gran despliegue de mercado en Colombia. Surge con la idea de publicar ‘Serie B’, esas creaciones underground, que son vistas con malos ojos pero que en muchos países cuentan con públicos grandísimos.
Yo conozco mucha gente en Bogotá, que lee este tipo de textos. Hay un gran público que aún no se ha descubierto. Todavía el mercado editorial colombiano está muy dado a la seguridad de los grandes nombres. Tarántula asume un riesgo. En nuestros límites todavía no está competir con los grandes emporios editoriales, sino ir rastreando un mercado, casi como haciendo un ghetto de lectores de ese tipo de literatura. Es un proyecto que se viene cocinando ya hace unos cinco años, pero que reventó el año pasado con la publicación de Plup!, y que ha sido una coincidencia de lugares y personas.
Tarántula nace con la idea de los sellos independientes de rock. Es un concepto similar. Obviamente su piedra es la independencia, no tener presiones de ningún tipo que incidan en la decisión de qué publicar y qué no.

Hablemos del proceso de echar a andar la editorial.
Yo aprendí todo sobre el camino. Me considero un buen lector, soy un devorador de novelas, sobretodo. Con esa idea, lo que hice fue empezar a tantear cómo se iba dando cosa tras otra. Le comenté el proyecto a algunas personas, empecé a buscar gente que tuviera cuentos y que no hubiera tenido la oportunidad de mostrarlos. Empecé a leer mucho material y a buscar una línea de acción. Con eso armé un corpus inicial. Después, con amigos, empecé a buscar un diseñador y a cotizar materiales, cosas de diseño. Fue el proceso de aprender qué tipo de papel debe usarse, los tamaños de los libros, las carátulas. El proceso ahí continúa. Lo que aún siento flojo es lo concerniente a la distribución, que es lo más complicado.

La antología ha hecho mucho ruido...
Plup! es un libro pensado un poco en el concepto de Borges de miscelánea. Hay cuentos que se aman y que se odian en el libro, depende del lector. Es una sopa interesante en la que uno puede rastrear muchos elementos comunes que son propios de nuestra época. Si bien no tiene una unidad temática, los vincula una especie de percepción caótica del mundo contemporáneo. En ese caos salen diferentes expresiones en muchas direcciones.

¿Sólo se va a dedicar a ‘Serie B’?
Ese es un punto de partida, pero Tarántula siempre va a estar abierta a la buena literatura, que es la que excede las clasificaciones. Lo de la ‘Serie B’ es un comienzo.

¿Qué viene para Tarántula?
Hay cuatro proyectos. Vienen dos libros de cuentos de escritores que participaron en Plup!, ya están casi listos, digamos que están en fase de lectura y corrección. También tenemos una novela medio policíaca, medio urbana, medio musical, y viene una novela corta de sicópatas, ese género que hizo muy famoso el cine.
Está planeada, para dentro de un año, una novela que ya se está escribiendo. Hemos estado trabajando conjuntamente y en agosto o septiembre de 2009 estaría lista. La idea es que los títulos estén listos para la Feria del libro del próximo año, para darle fuerza al lanzamiento formal de la editorial.


Entrevista publicada el domingo 23 de noviembre de 2008 en El Periódico.

En este link la entrevista: http://www.elperiodico.com.co/seccion.php?codigo=16349&seccion=8&fecha=2008-11-23

VIDEOS

Nadia González, quien además de ser escritora también es realizadora cinematográfica, me envió este par de enlaces. Uno es un focus group sobre un cantante alemán bastante atípico, Max Raabe; el otro es una adaptación del poema La soledad de la espera escrito por nuestro amigo vasco Vicente Intxáustegi, quien también hace parte de los antologados en Plup! con el cuento Alguien puso algo en mi bebida.

http://www.youtube.com/watch?v=gDvfeOaWf9Q


http://www.youtube.com/watch?v=JigacMN30qg


LA SOLEDAD DE LA ESPERA

Los ojos aguados por la lluvia
y la uniformidad del camino.
Mojados los vestidos.
Un futuro más o menos incierto
que empuja hacia la debilidad.
Las copas agotadas hasta saciar,
una libreta de notas desecha
y una orden desobedecida.
El lugar común a todos,
la imposibilidad de la vanguardia,
la gran mentira del canon.
Un cigarrillo a medio fumar,
la enumeración de unas pequeñas cosas,
los sueños de un bohemio desdentado
y una cita incumplida a propósito.
La sala de cine repleta
y la ciudad riéndose estruendosamente.

Vicente Intxáustegi

NADIA GONZÁLEZ EN REVISTA DIGITAL MINATURA

Es un placer para mí como editor y amigo referir esta noticia. Nadia González, antologada en Plup! ha sido publicada en la Revista Digital MiNatura de lo Breve y lo Fantástico, en su más reciente edición, la N° 90, Lugares remotos, viajes imposibles, tierras por conquistar. Nadia hace su aporte a esta nueva edición de la revista con el cuento Korinthos, que también aparece, junto con otros cuentos breves suyos, en Plup!
Felicitaciones para Nadia, quien ahora vive en la cudad de Barcelona, España.
Para los que quieran conocer (o recordar) el cuento, ahí les va.

Korinthos
Me acosté con mi madre y mis hijos me odiaron. Siempre tuve miedo de mirarme al espejo. Antes, animal de dos patas sin ojos. Ahora, animal de tres sin reino. ¿Por qué a mí? A quién le importa, mientras sea el único acertijo no resuelto.
Nadia González

Revista Digital MiNatura de los Breve y lo Fantástico
Directores: Ricardo Acevedo E. y Carmen R. Signes Urrea.
Para solicitar el número 90, colaboraciones y críticas: minaturacu@yahoo.es
Para descargar números anteriores: http://www.cubaunderground.com/


UNA NOVELA DE SEXO, DROGAS Y ROCK & ROLL


El espía de la lluvia
Jorge Aristizábal Gáfaro
Mondadori, 2008
442 páginas


Por: Daniel Bonilla
Con el espíritu y la fuerza de un solo de batería, la novela El espía de la lluvia del escritor colombiano Jorge Aristizábal Gáfaro hace su aparición en el panorama de las letras colombianas. Pero más que aparecer, debiéramos hablar de una irrupción violenta y desafiante. Violenta, porque al igual que muchas novelas de publicación más o menos reciente, El espía vuelve sobre el tema del narcotráfico y la seguridad nacional conmocionada. Desafiante porque si bien se trata de un tema explotado hasta la saciedad por escritores y editores, Jorge Aristizábal le da un giro insospechado y lo narra no ya desde adentro con dramatismos manidos o dolor de patria, sino que recurre a un mecanismo que permite simular algunas de las múltiples formas que tienen de mirarnos los extranjeros, caricaturizando, burlándose y construyendo un gran show al que podemos asistir para reírnos de nosotros mismos y gozar con las muecas grotescas de las que podemos ser capaces.
Un grupo de agentes de la DEA se instala en Bogotá para dar curso a Greenback, una operación para desmantelar redes de blanqueamiento de dinero entre Colombia y los Estados Unidos; pero más allá de este argumento que seguramente no gana por su novedad, la destreza del autor radica en la inclusión de un arsenal de elementos -ahora sí- novedosos en la narrativa colombiana contemporánea, y que soportan todo el armazón estructural de esta novela. Entre ellos podemos mencionar el ritmo frenético heredado del cine y por supuesto las frecuentes referencias al grueso del panorama geopolítico, cultural y mediático de las últimas décadas, y todo logrado a través de unos diálogos brillantemente concebidos, que permiten que El espía de la lluvia, supere la etiqueta de “novela colombiana”, y adquiera tintes más globales.
Alguien podría decir que la inclusión de personajes extranjeros poco o nada sirve para penetrar una sociedad como la bogotana en particular y colombiana en general, tan caótica y en ocasiones tan perversa, y más aún, si esos personajes son gringos, con todo lo que ello acarrea. Alguien más diría que son precisamente ellos los que tienen la distancia suficiente para desnudarnos y reírse en nuestra cara de nuestras tonterías, incoherencias y desequilibrios, y de esa manera golpearnos en el estómago para poder reaccionar. Otros tantos argumentarían que la inclusión de estos agentes de la DEA en Colombia obedece a un esnobismo similar al de muchos escritores colombianos que disfrutan hasta la saciedad de poner a circular por sus páginas un variopinto bestiario de periodistas, escritores, féminas fatales, viajeros, intelectuales, llegados de los orígenes más remotos, exóticos y difíciles de pronunciar del planeta. Añadiría que el recurso de narrar desde donde lo hace Aristizábal es totalmente plausible, ya que siendo ésta una novela negra en un país donde el género es casi inexistente, recurre a sus elementos característicos y no sólo los adapta al entorno colombiano, sino que los deconstruye y reorganiza en una nueva dimensión interpretativa para el lector, que seguramente no percibirá en ningún momento un remedo de otras narrativas de género negro en el mundo.
El asunto central acá es que esta novela no está narrada desde un punto de vista colombiano, si es que tal cosa existe. Esta novela es un gran simulacro, en el sentido que expone Jean Baudrillard, es una reescritura de un texto que se supone existe con anterioridad, escrito en inglés y cuya traducción es la que tenemos a la vista, por supuesto con todas las aclaraciones necesarias, trucos narrativos, de diseño y de edición, para evitar la confusión en el lector, que no es más que una ilusión de verdad, pero esa es la manera en que Aristizábal hace verosímil su novela, darnos a cada paso indicios y pistas de cómo funciona el tramado intertextual, con las notas a pie, las itálicas para las partes que están en español “en el original”, la nota de advertencia, entre otros artificios. En ese sentido, no es un mero ornamento este puñado de agentes encubiertos, es más bien un juego que involucra entre sus variables una cantidad de mecanismos intertextuales propios de mucha literatura contemporánea. Lo que resulta bastante interesante es que esta tan pensada y en apariencia, densa disposición estructural de la novela, no da como resultado un artefacto insufrible sino una historia que se deja devorar de principio a fin, con un ritmo y velocidad envidiables.
Y como si no fuera suficiente el hecho de estar leyendo una novela que es una traducción, Jorge añade un toque personal, diseñando una poética a partir de los doblajes de películas norteamericanas al español. Esos doblajes realizados en Los Ángeles en los que los personajes profieren frases como “Vete al diablo”, “Rayos, golpea ese sujeto”, “Jodido bastardo” o “Apestas, maldito”, familiares para el que tenga cercanía con este tipo de películas, dan un tono único a esta novela. Junto con ello, algo de los ritmos y giros lingüísticos del español que se habla en Bogotá y en Colombia. Aristizábal además sabe matizarlo todo con unas altísimas dosis del humor negro más crudo y descarnado, heredero directo de gente como Quentin Tarantino o Guy Ritchie.
Eso convierte a El espía de la lluvia en una novela arriesgada y para nuestra fortuna, poco ortodoxa, ya que además se soporta en las llamadas temáticas pop: conspiraciones mundiales, tecnología, sexualidad múltiple, drogas y cultura global, y de cómo cualquier lugar o acontecimiento del mundo puede llegar a ser un asunto novelesco, puesto que puede permitir trazar los más variados y en ocasiones desequilibrados puentes entre cosas que en otra época eran impensables. Es decir, es posible hoy concebir una novela como una gran conspiración en la que los ciudadanos de a pie, bien pueden ser piezas o eslabones de cadenas que se transmutan en reordenamientos de tipo moral, religioso o político alrededor del orbe, novelas en las que las decisiones aparentemente importantes y trascendentales que debemos tomar día a día, ni siquiera nos pertenecen, porque como siempre, hay alguien que observa y toma atenta nota. Todo esto subyace a El espía de la lluvia, pero también los canales de televisión por cable, las marcas de automóviles, los cigarrillos, las canciones pop, los restaurantes exclusivos, las mujeres bellas y artistas, el sexo por toneladas, la alta costura y el diseño, y la indescriptible hilaridad de unos personajes que, jugando de visitantes siempre -son espías-, nos muestran una ciudad que, a medida que es penetrada, se torna en matices que no sospechábamos y revela sus secretos.
El espía de la lluvia es un gran inventario de mini-historias entretejidas que hablan de lo absurdo y lo ridículo, que rayan en lo fantástico-grotesco, pero que son abrumadoramente posibles en un mundo y una época como éstos, en los que las ficciones han redefinido nuestras ideas y sentimientos acerca de lo real. Así que se puede leer en dos vías, la primera como una muy divertida novela de espionaje en Bogotá y la otra como una colección heterogénea de relatos, dispuestos en los diálogos de los personajes y que a su vez son una radiografía bastante heterogénea del caos circundante. El espía de la lluvia logra que los cinéfilos muerdan el anzuelo.

Reseña aparecida en www.letrasalacarta.com Librería virtual y revista cultural.